10 maneras de seducir según nuestra personalidad

¿Seducir para gustarse, gustar o conquistar? Según Joseph Messinger, autor del libro El lenguaje prohibido del cuerpo, no todos los gestos del cuerpo se destinan a la conquista en cuestión, pero se ponen en acto para confirmar la propia potencialidad para gustar a los demás. Una regla necesaria en el interior de un juego muy sutil y lleno de excepciones, en el que se destaca antes que nada a uno mismo y se complace con el efecto que se tiene sobre los demás.
Y es por ello que la seducción es una prueba de auto superación, aquel pasaje fundamental que hace posible la relación íntima, afectiva o romántica. Si no fuese así, no se explicarían los datos de una reciente búsqueda de C-Date, espacio web de citas casuales, o incluso de encuentros fugaces de única ocasión, de la cual emerge el dato de que en Italia se llegan a pasar hasta 84 minutos al día tratando de flirtear y hacer nuevos contactos online y offline..
Joseph Messinger ha clasificado 10 maneras diferentes para seducir en base a la personalidad. Desde la seducción táctil, que trata de acortar las distancias con el contacto físico, a aquella olfativa: los sentidos, de hecho, juegan un rol fundamental, y a veces puede bastar un olor desagradable para anular completamente toda la atracción hacia una persona.
O un pequeño detalle para convertir en incolmable la distancia entre expectativa y realidad.
La seducción narcisista
Este tipo de seducción se sirve de las personas para seducirse a uno mismo. Su objetivo es gustarse mediante el otro siendo percibido como un espejo. Es un tipo de seducción que valora los puntos fuertes físicos y en la base de este tipo de seducción se encuentran carencias de autoestima que no permiten ver al otro por lo que es, sino sólo como un medio para recibir aprobación.

La seducción gestual
Gestos armónicos, posturas irresistibles y comportamientos corpóreos: algunas personas son bellas no por tener un físco acorde con los estándares, simplemente por la gracia de sus movimientos, su expresividad, sus gestos elegantes, seguros o insinuantes. El lenguaje corporal en su máxima expresión.

La seducción carismática
Este tipo de personas son las más persuasivas de todas. Artistas, políticos, vendedores y grandes empresarios: deben ser capaces de “seducir” a su público para poder lograr su objetivos. Es cierto que esta gran habilidad de “venderse” a uno mismo se puede utilizar con fines románticos haciendo caer en nuestras redes a personas que ni se lo esperaban,

La seducción escrita
Seducir a un desconocido con la magia de las palabras es crear un gran abanico de idealizaciones en el otro. Muchas personas no se sienten seguras al enfrentarse con los demás -sobre todo con alguien que le gusta- cara a cara pero son habilísimos con la palabra escrita. Logran expresarse con gran habilidad y tienen un manejo excepcional del lenguaje. La palabra escrita, despojada de influencias ambientales, visuales y gestuales de un encuentro personal, logra disparar la imaginación del otro que es una de las armas eróticas más potentes.

La seducción táctil
Es típica de quien seduce con el contacto físico. El hecho de tocar acorta mentalmente las distancias con aquella persona y crea una ilusión de intimidad. La piel tiene una sensibilidad especial y, quien sabe usar el contacto físico sabe como explotarlo. ¡Atención! no a todas las personas les gusta acortar las distancias ni sentir el contacto de los demás y, claramente, hay que tener en cuenta la diferencia entre un contacto inocente y una ofensa o un abuso.

La seducción vocal
Se basa en el timbre de la voz, que tiene un importante impacto vibratorio sobre las emociones de quien lo recibe. Normalmente las mujeres que tienen una voz suave y grave resultan muy eróticas al oído masculino. Transmiten un encanto que promete el máximo de los placeres.

La seducción olfativa
Las mujeres tienen un olfato más sensible que el de los hombres, el olor de la persona que les gusta, se mantiene impresa en su memoria emocional. Los besos con sabor a tabaco son menos excitantes que aquellos dados con el aliento fresco. Algunos olores son una promesa de amor, otros en cambio pueden generar un gran rechazo.

La seducción extrema
Las actividades o los deportes extremos fascinan a quien los realiza pero también a quien hace de espectador. Y quién dice practicarlos para seducir, construye la imagen de sí mismo a través de la mirada y la excitación que suscita en el otro. Las personas amantes (o adictas) a la adrenalina sienten una atracción irrefrenable por este tipo de personas que promete ser un excelente compañero de aventuras.

La seducción erótica
Es la seducción sensual, que alza la puesta en juego evitando el contacto físico. Quien seduce de esta manera, pone su atención en los comportamientos, la gestualidad, pero no concede ningún contacto siempre insinuando o hablando claramente del erotismo y de su deseo.

La seducción pasiva
Quien seduce sólo para tener la confirmación de gustar, pero no para pasar por el acto verdadero y propio. Se seduce a través de los gestos y de las mímicas que provocan un impacto sobre el otro. ¿Un ejemplo? Según Joseph Messinger, descubrirse el rostro tirando hacia atrás de los cabellos es un sinónimo de querer gustar pero no de seducir.

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